La boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez ha desatado una fuerte ola de rechazo en Venecia, donde vecinos y activistas han organizado una protesta masiva contra el evento. Bajo el lema “No hay espacio para Bezos”, varios colectivos han colgado pancartas en puntos icónicos de la ciudad, como el puente de Rialto y la iglesia de San Giorgio, expresando su descontento con lo que consideran una apropiación elitista de la ciudad. Para los manifestantes, la ceremonia simboliza cómo Venecia se ha transformado en un escenario exclusivo para millonarios, en detrimento de sus residentes. 
Los planes de protesta incluyen bloquear por completo el acceso a la iglesia de la Misericordia —donde se celebrará la ceremonia— utilizando botes hinchables, embarcaciones pequeñas e incluso formando barreras humanas. Los organizadores han prometido actuar por tierra y agua para impedir que los novios lleguen al templo, anunciando movilizaciones entre el 24 y el 28 de junio. Consideran que este evento no solo representa una provocación, sino que también agrava los problemas ya existentes causados por el turismo de lujo.
Los vecinos denuncian que la boda intensificará la saturación turística, dificultará aún más el acceso a la vivienda, y elevará el costo de vida en una ciudad que ya sufre una severa crisis de habitabilidad. Critican que la administración local respalde este tipo de espectáculos mientras desatiende las necesidades reales de la población. Para ellos, la presencia de Bezos es el símbolo de una Venecia convertida en decorado, al servicio de unos pocos, y cada vez más ajena a la vida cotidiana de sus habitantes. 
