En su nuevo libro de memorias titulado «Bits and Pieces: My Mother, My Brother, and Me» (Fragmentos: mi madre, mi hermano y yo), Whoopi Goldberg se abre sobre sus luchas con las adicciones y la prevalencia de las sustancias prohibidas en la industria del cine. La actriz revela que había pasado por rehabilitación antes de alcanzar la fama, pero en Hollywood, durante la década de los 80, el «uso recreativo de drogas» adquirió un nuevo significado.
Goldberg describe cómo era recibida en fiestas donde se ofrecían drogas, como metacualona en un bol, con cocaína fácilmente accesible sobre las mesas y en los baños. Según ella, todos participaban sin preocupaciones, ya que la policía raramente intervenía en las propiedades de grandes productores o actores.
A pesar de mantener su adicción oculta durante un año mientras trabajaba, Goldberg finalmente experimentó alucinaciones y se vio obligada a pasar veinticuatro horas en cama debido a los efectos negativos de la cocaína.
El punto de inflexión llegó cuando fue descubierta con la cara manchada de cocaína por una ama de llaves de un hotel, lo que la llevó a iniciar un proceso para dejar la droga de manera definitiva. Reconociendo la necesidad de cambiar su círculo social y rechazar invitaciones, Goldberg afirma que tomó la decisión por su deseo de vivir.
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