Se ha denominado como la persecución policial más famosa de la historia, que mantuvo en vilo a más de 95 millones de estadounidenses durante su transmisión televisada el 17 de junio de 1994. En este suceso, O.J. Simpson, sospechoso principal y fugitivo en ese momento, era seguido por la policía mientras conducía un Ford Bronco blanco por las autopistas de California, relacionado con el crimen de su ex esposa Nicole Brown y su amigo Ron Goldman.
El impacto mediático de esta persecución se debe en parte a que interrumpió la cobertura televisiva de importantes eventos deportivos en el país. Coincidiendo con la inauguración del Mundial de fútbol de Estados Unidos, la fecha también estaba programada para las Finales de la NBA y el Abierto de Estados Unidos. Sin embargo, todas estas transmisiones quedaron en segundo plano debido a las imágenes de la persecución.
Simpson, debido a su historial de violencia doméstica hacia Brown, era el principal sospechoso en el doble asesinato ocurrido cinco días antes. Después de que la policía reuniera pruebas suficientes, se presentaron cargos y se emitió una orden de arresto en su contra. Según sus abogados, Simpson planeaba entregarse voluntariamente en la jefatura de policía de Parker Center la mañana del 17 de junio.
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